Que es la ciencia

Partiendo del hecho de que la ciencia es una de las principales características del mundo contemporáneo, y que más que ninguna otra actividad humana, distingue a la época actual de los siglos anteriores, me quisiera referir en particular a la relación entre ciencia e historia de la ciencia, y entre historia de la ciencia y la educación científica (las ciencias naturales y sociales, la matemática y la tecnología).

La ciencia, al igual que otras actividades humanas, es una actividad social compleja. Podemos decir que la ciencia es una forma de conocer y explicar el mundo que nos rodea, pero se diferencia de otras formas de conocimiento, en que utiliza maneras particulares de observar, pensar, experimentar y probar, las cuales constituyen los aspectos fundamentales de su naturaleza.

Para la actividad científica las cosas y los acontecimientos en el universo presentan patrones consistentes que pueden ser comprendidos por medio de su estudio sistemático. Los científicos pretenden darle sentido a las observaciones de los fenómenos mediante la formulación de explicaciones que se apoyan en los principios científicos aceptados por la comunidad y que son compatibles con ellos. La ciencia puede entenderse como un proceso de producción de conocimientos, que no sólo cuenta con instrumentos que extienden los sentidos y que permiten hacer observaciones cuidosas e intervenciones en los fenómenos, sino que cuenta también con el establecimiento de teorías que les dan sentido.

En tanto proceso, la ciencia tiene una historia; la forma en que los seres humanos han observado y explicado a la naturaleza ha sido diferente en distintas épocas de su historia. A principios del siglo XIX, por ejemplo, no se sabía de la existencia de los genes, pero si de qué pasaba al cruzar ciertas variedades de plantas entre si; en la actualidad contamos con la secuencia, casi completa, del genoma humano. El cambio en el conocimiento es evidente e inevitable. Aunque en la actualidad los científicos rechazan la idea de que un objetivo de la ciencia es el alcanzar la verdad absoluta y están de acuerdo en que existe cierta incertidumbre que forma parte de su naturaleza, se puede decir que la mayor parte del conocimiento científico es duradero. Sin embargo, la modificación del conocimiento es una de sus normas. Lo que sabemos ahora puede ser desmentido, modificado o rechazado por observaciones o proposiciones teóricas futuras. Así, estabilidad y cambio son parte integral de la naturaleza de la ciencia.

La comprensión del papel de la ciencia en la cultura y la sociedad se debe precisamente a la conjunción entre la historia y la ciencia, dando como resultado el reconocimiento acerca de la naturaleza de ciertos rasgos científicos.

Gracias a los recientes estudios de historia de la ciencia se puede decir que las diferentes formas en que la humanidad se ha explicado los fenómenos, es decir, los diferentes patrones de explicación científica, se han modificado en la historia.

Ahora ¿cuál es la importancia de enseñar ciencia? Los seres humanos contamos con elementos cotidianos que nos permiten interactuar con el mundo que nos rodea. Sin embargo, la ciencia nos permite tener una interacción de mejor calidad. En las sociedades modernas se hace imprescindible la participación activa y con sentido crítico ante la magnitud de los problemas que enfrentamos, por ejemplo, el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la contaminación atmosférica, enfermedades graves como el SIDA y el cáncer, por mencionar solo algunos, en donde el conocimiento científico se ha convertido en un valor en si mismo.

Vivimos en un mundo rodeado de los productos de la ciencia y la tecnología que usamos diariamente en forma de aparatos en la escuela, el trabajo y la casa, y estamos expuestos a cantidades de información en los medios de comunicación, algunas veces no necesariamente científica, situación que demandan contar con más información que permita a los ciudadanos tomar decisiones informadas. No saber los conocimientos científicos elementales, nos condena a ser presas de la pseudociencia y de la ignorancia. De esta forma, la enseñanza de la ciencia y la adquisición de conocimientos científicos tiene valor por el solo hecho de saber ciencia, en la medida en que ésta nos permita contar con explicaciones acerca de los fenómenos naturales o sociales y desarrollar la capacidad de resolver problemas con eficiencia.

Como parte integral de la ciencia se encuentran, además de conceptos, teorías y metodologías científicas, fines y valores, actitudes y habilidades, que son transmitidos a través de las generaciones. Cuando enseñamos o aprendemos ciencia, no sólo aprendemos “conocimientos científicos”, sino también fines y valores (objetividad, honestidad, colaboración, conservación de la naturaleza), habilidades (observar, manipular, calcular, medir, estimar) y actitudes (curiosidad, apertura a nuevas ideas, confrontación de diferentes posturas ante los problemas, escepticismo informado, comunicación). La educación científica puede y debe contribuir a conocer y desarrollar en las personas los valores científicos y/o los valores sociales en general, y a desarrollar actitudes y habilidades positivas que ayuden a una vida de calidad. En este sentido, la escuela tiene un deber social ineludible, en tanto es la encargada de distribuir el conocimiento científico al conjunto de la población.

Historia de la ciencia ¿para qué? Hasta hace muy pocos años, antes de la Modernización Educativa, la educación de los estudiantes de nivel básico en cuanto a la ciencia, se concentraba en presentar una estructura rígida de materias que tendía a fomentar la idea de que la ciencia es un cúmulo de información que al procesarse, se obtienen respuestas científicamente correctas de los procesos de nuestro entorno. Por el contrario, gracias al desarrollo de los estudios históricos y filosóficos de las ciencias de las últimas décadas, ahora se piensa que es a través del planteamiento de los problemas que se han conformado históricamente las disciplinas que forman la ciencia, y no a la inversa.

En los planes y programas actuales de ciencias en nivel básico se incluyen aspectos metodológicos, conceptuales y epistemológicos que significan un gran avance con respecto a la concepción moderna de la ciencia. Sin embargo, debe hacerse un mayor hincapié en que la historia de las ciencias debe formar parte de los curricula científicos de la educación básica, a través de estudios de caso en donde la reconstrucción histórica permita una mejor comprensión del contenido de la ciencia; en esta medida los estudios de caso históricos son modelos efectivos en el aprendizaje de la ciencia.

Durante las últimas dos décadas, la importancia de la historia de las ciencias en la educación científica ha ido ganando reconocimiento. Entre las razones más importantes baste mencionar solo algunas.

El estudio de la historia de las ciencias ayuda a entender la naturaleza de la ciencia como una empresa cultural compleja y, por lo tanto, ayuda a situar la educación propiamente profesional en un contexto cultural más amplio. No se trata de formar científicos en edad temprana (lo cual puede ser un efecto positivo), sino formar ciudadanos informados con capacidad de decisión, observación y manipulación del entorno que los rodea.

Es a través del estudio de la historia de las ciencias que se tiene una mejor comprensión de los métodos y conceptos que están asociados con fines y valores que son característicos de diferentes épocas y que permanecen estables por largos periodos de tiempo.

La historia de las ciencias permite entender cómo estos fines y valores traspasan fronteras disciplinarias y contribuyen a la reorganización de disciplinas y al desarrollo de avances tecnológicos, que son importantes en la comprensión de la ciencia moderna. Veamos el caso que mencionábamos más arriba. Para contar con la información del genoma humano, tuvieron que intervenir muchos actores, no sólo los científicos. El Proyecto Genoma Humano hubiera sido imposible sin la participación de las principales empresas tecnológicas encargadas de fabricar los secuenciadores, las grandes fundaciones filantrópicas encargadas del financiamiento, las universidades y centros de educación superior en donde se produce y difunde el conocimiento científico, etc.

La enseñanza de la historia de las ciencias permite encontrar supuestos que son compartidos por los estudiantes, y cuya crítica y abandono están asociados con grandes avances científicos. La enseñanza de la historia de las ciencias permitirá que los estudiantes localicen estos presupuestos (o ideas previas) y estén en condiciones de abandonarlos racionalmente. Por ejemplo, un problema serio en los estudiantes de ciencias naturales de nivel superior, es su carencia de pensamiento evolutivo. Muchas explicaciones de los procesos evolutivos en estos estudiantes, son aquellas que se corresponden con el lamarckismo que explicaba, en el siglo XIX, que las especies se modificaban debido a la necesidad que les imponía el ambiente: el cuello de las jirafas era muy largo porque estos animales tenían que estirarlo continuamente para poder alcanzar el follaje de los árboles, las muelas del juicio no nos salen porque ya no las usamos, etc. Este tipo de pensamiento lamarckista, en donde la necesidad crea el órgano, es una idea que ya no es compartida por los científicos debido al desarrollo de la teoría de la evolución por selección natural que Charles Darwin desarrolló hacia finales del siglo XIX. Con el estudio de la historia de las ciencias se posibilita que los estudiantes sitúen sus explicaciones y estén en posibilidades de modificarlas para contar con conocimientos científicos modernos. De esta forma el estudio de la historia de las ciencias ayudará a comprender que algunas explicaciones que proporcionan los alumnos, aunque inexactas, son etapas obligadas para provocar un cambio conceptual.

La historia de la ciencia, también constituye una fuente de sugerencias sobre el orden en que deben organizarse los conceptos y contenidos de un curso en la medida en la que existe un orden en la complejidad en la que se desarrollaron los conceptos y las teorías científicas, que puede servir para definir las secuencias didácticas pertinentes en el desarrollo de un tema. Y por último, permite ubicar los desarrollos científicos y tecnológicos dentro del panorama general de la historia de la humanidad, lo cual es útil para comprender la vinculación de los planteamientos científicos y la problemática social.

 

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