La potencia de la supercomputación se dispara

Estefanía PérezLa supercomputación se encuentra inmersa en una carrera imparable por elevar su potencia de cálculo, hasta el punto de que ya se ha alcanzado el petaflop o, dicho de otra manera, los mil billones de operaciones por segundo. El supercomputador que ha alcanzado semejante potencia hace honor a su nombre, el Roadrunner, es decir, el Correcaminos. Pero la sed de potencia de cálculo no se acaba ahí: el Barcelona Supercomputing Center (BSC) quiere poner en marcha en 2011 un superordenador que alcance los 10 petaflops. Y la carrera promete continuar…

El BSC de IBM, que ya cuenta con el supercomputador MareNostrum, tiene objetivos más ambiciosos: el MareIncógnito un superordenador cien veces más potente que el MareNostrum. El desarrollo de la nueva estrella de la computación española corre a cargo de IBM y de 40 investigadores del BSC, y cuenta con un presupuesto de 2,4 millones de euros.
Para entender el porqué de estas enormes necesidades de capacidad de cálculo, Francesc Subirada, director asociado del BSC, lo ilustra con un ejemplo: solo para simular el comportamiento de un avión entero en su interacción con el aire, con una variable de flujo turbulento (las moléculas de aire se mueven de forma dispersa, no lineal), el MareNostrum, que actualmente es capaz de realizar 94,21 billones de operaciones por segundo, tendría que estar trabajando 1.000 años seguidos.
“Los proyectos necesitan cada vez una mayor capacidad de cálculo. Por ejemplo, tenemos unos investigadores que están estudiando el origen del universo y ya ellos solos necesitarían un MareNostrum entero”, comenta Subirada, quien asegura que en la supercomputación ocurre como con los gases nobles, ya que “a medida que se van expandiendo necesitan más capacidad”.
En estos momentos, el MareNostrum desarrolla tres grandes proyectos en el ámbito de la empresa privada: IBM, con el cual se están desarrollando nuevos superordenadores (ámbito en el que se enmarca el MareIncógnito); Repsol, que utiliza el MareNostrum para buscar petróleo en el golfo de México; y Microsoft, que quiere preparar su software para las Workstation del futuro, que serán multiprocesadores.
Proyectos europeos
Mientras se le da tiempo de cocción a esos 10 petaflops previstos por el nuevo supercomputador que albergará Barcelona, el BSC se encuentra inmerso en varios proyectos europeos para sumar esfuerzos con otros superordenadores europeos. Bajo esta filosofía, en la primavera del año 2002 surgió la idea de acabar con la división de los recursos de supercomputación en Europa, tanto los referentes a la disponibilidad del sistema como a las aptitudes necesarias para ofrecer un soporte eficiente de supercomputación. De esta forma, se propuso crear una infraestructura distribuida de supercomputación en Europa, y fue así como en mayo de 2004, se inició el proyecto DEISA.
Hoy, el consorcio DEISA (en español, Red Europea Distribuida para las Aplicaciones de Supercomputación) se prolonga tres años más dentro del Séptimo Programa Marco de la Unión Europea. Desde el 1 de mayo, la continuación de este proyecto se denomina DEISA2 y pretende orientar la infraestructura europea de altas prestaciones hacia la integración de un ecosistema de supercomputación en Europa.
“DEISA es un consorcio que pretende crear una red de supercomputadores a nivel europeo. La idea es que distintos de estos ordenadores europeos, que cuentan con arquitecturas distintas y con especialidades y aplicaciones distintas, puedan compartir ese conocimiento”, explica Subirada.
Por otro lado, el incremento de la capacidad de cálculo también está inmerso en el proyecto PRACE, que pretende crear ordenadores que tengan como mínimo diez veces la capacidad de los nacionales, es decir, más de un petaflop.

fuente: www.noticias.com

 

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