LA GRECIA CLÁSICA.

Los acontecimientos históricos más importantes de este período fueron los siguientes:
- Las dos Guerras Médicas, entre griegos y persas. Durante el siglo V, el imperio persa representó un gran peligro para Europa: Darío, su rey, se propuso conquistar Grecia; Después, Jerjes, hijo de Darío, intentaría continuar la tarea de su padre. La victoria sobre los persas supuso la hegemonía de Atenas en Grecia.
- Destaca como político más importante Pericles, durante cuyo mandato Atenas será el centro cultural de Grecia.
- La Guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta por la hegemonía de Grecia. La derrota de Atenas convierte a Esparta en poder hegemónico en Grecia.
Durante este período nunca se consiguió la unidad de todo el territorio griego; como mucho, una ciudad conseguía dirigir los destinos del país ejerciendo su hegemonía. Cada polis tenía su propio sistema de gobierno; veamos esquemáticamente los de las dos ciudades más importantes de este período: Atenas y Esparta.
En Atenas, dos legisladores, Solón y Clístenes (siglo VI a. C.), para frenar los abusos de la nobleza oligárquica y los excesos de la tiranía, establecieron en Atenas un sistema en el que todo el pueblo tomaba las decisiones: esto significa el nacimiento de la democracia directa, que llegó a su máximo apogeo con Pericles (siglo V a. C.) y cuyas bases eran la libertad de expresión y la igualdad ante la ley.
El poder residía en la Ecclesía, o asamblea de ciudadanos, que deliberaba, votaba propuestas y elegía magistrados. El poder de la Asamblea era limitado y controlado por el Consejo de los Quinientos, llamado Bulé, cuyos miembros eran elegidos por sorteo anual en la Asamblea. Actuaba en grupos de 50 miembros o pritanías. Este Consejo dirigía los asuntos públicos (poder ejecutivo), proponía leyes a la Asamblea (poder legislativo) y llevaba la fiscalidad de los magistrados y el ejército. Los magistrados, elegidos anualmente por la Asamblea, tienen poderes judiciales, religiosos y militares; los más importantes eran los nueve arcontes y los diez estrategos. Estos magistrados tenían que pasar una prueba de honradez al iniciar su cargo, y al cesar tenían que rendir cuentas a la Asamblea.
Por su lado, Esparta es el mejor ejemplo de la sumisión de los ciudadanos a los intereses totalitarios del estado. Esparta era un gran cuartel, y los espartanos eran ante todo soldados educados para la guerra: despreciaban las bellas artes porque no eran útiles para la guerra, y tampoco hablaban demasiado porque un soldado obedece órdenes pero no las discute.
Según la tradición fue Licurgo quien, hacia el año 700 a. C., formuló las leyes espartanas. La base de este ordenamiento legal era evitar que ningún individuo predominara sobre el resto; en consecuencia, la sociedad espartana era absolutamente igualitaria.
En el sistema político espartano, junto a la diarquía (dos reyes hereditarios, con funciones prácticamente honoríficas) y la primitiva asamblea, hay un senado aristocrático (Gerusía), un consejo de 28 ancianos que tiene el poder judicial y dirige la política exterior.
La Asamblea elige a los éforos, cinco magistrados anuales con poder ejecutivo y legislativo.
La misión de unificación le cupo a Macedonia, región situada al norte del país. Filipo de Macedonia consiguió unificar toda Grecia con una genial política administrativa y militar, y a su muerte, su hijo, Alejandro Magno (356-323 a. de C.), no sólo mantuvo el Imperio heredado de su padre, sino que lo amplió desde los Balcanes y Egipto hasta la India. Con la muerte de Alejandro Magno da comienzo la época helenística.

 

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